Josefina y un linaje de formas

Por Ana María Battistozzi - Diario Clarín

En una de las últimas grandes muestras que Josefina Robirosa (1932-2022) realizó en octubre de 2012, en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, la artista que siempre se sintió pintora, se aventuró a ocupar el espacio real con lo que podríamos definir como instalación. ¿Cómo usó parte del espacio en esa gran sala? Colgó una gran pintura suya de cuatro metros de largo, realizada en 1967 y la combinó con una serie de pájaros de reciente producción, que sobrevolaban parte de la sala. Lo que pareció una inesperada audacia, propia de la proverbial irreverencia de Josefina, no hacía sino confirmar la continuidad de una mirada desde lo alto que la artista inauguró en esa pintura de 1967, y renovó en otras series posteriores como visiones a vuelo de pájaro que se continuaron en perspectivas planeando sobre bosques, playas y centros urbanos.

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