Formas y transparencias

PINTURAS 2020-2022

Para ver lo que se da, hay pues que admitir de entrada que eso –el cuadro− se da y que el acto pictórico se limita así a recibir, registrar y enmarcar sobre el soporte un don. Pintar quiere decir: esperar una donación… 

Todo verdadero pintor intenta, a fuerza de trabajo, no producir algo visible, sino levantar acta de lo que le fue dado.

Jean-Luc Marion, El cruce de lo visible.

Este nuevo conjunto de pinturas realizado en los últimos dos años que presento en la galería OdA, Buenos Aires, es el resultado de una serie de investigaciones sobre las propiedades de la materia pictórica y su relación con la representación de la luz.

El recorrido comienza con lo que podríamos llamar un preludio azul. Los protagonistas de estas obras son niños, que copio de fotografías anónimas de finales del siglo XIX y principios del XX, fuentes visuales citadas recurrentemente en mi obra desde la década del 90, que, descontextualizados de sus actividades originales, se concentran y ejecutan acciones tan metódicas y precisas como −en este nuevo entorno− extrañas e inexplicables, pero inmersos ahora en una atmósfera azul que inunda toda la superficie de la tela con excepción de algunos detalles que realizo en color pleno. 

Intuyo que estos personajes recogen y me invitan con sus acciones a una travesía más experimental, que se desarrolla en la siguiente sala y constituye el núcleo mismo de la exhibición. Este segundo conjunto de obras fue inicialmente realizado con óleo negro sobre papeles calcos amarillentos de diferente textura y gramaje, investigando su densidad bajo los efectos producidos manualmente por la presión de los mismos papeles, pero en ningún caso mediante la utilización de pinceles, herramienta primordial en mi obra figurativa, permitiéndome así un proceso pictórico más abierto. La materia se condensa o diluye, se acumula o dispersa en partículas, dando lugar a la aparición de superficies imprevisibles con características muy específicas en cuanto a su color y textura. El tiempo de secado del óleo sobre estos calcos-soporte es lento y la singularidad de cada experimento no me permite intervenir con ningún tipo de retoque, abriendo una etapa que podría definir como de tiempo suspendido o mirada en espera. En esta larga convivencia visual descubro, en algunas zonas específicas, entidades formales autónomas, que rescato mediante un proceso de encuadre y recorte que las transforma en obra, revelando así la dimensión poética que finalmente han traído al mundo visible.

En algunos casos, la superposición de los calcos con sus manchas regula con su transparencia diferentes matices tonales que propician nuevas configuraciones compositivas.

Finalmente, y a manera de coda, dos trípticos de gran formato simulan los atributos visuales de dos pequeños calcos que, trasladados en escala con sus formas y transparencias, pasan a convertirse, ahora, en los modelos de una nueva representación, tomando así la decisión de volver a la técnica pictórica tradicional, ya que, como todo pintor, intento, a fuerza de trabajo, no producir algo visible sino levantar acta de lo que fue dado.

                                                                                 José Marchi

                                                                      Buenos Aires, mayo 2022