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Gallardo construyó sus trabajos a partir de curiosos soportes y objetos: un viejo buzón, calendarios, cartas y fotos antiguas, postales, cajas, máquinas abandonadas, entre otros. El empleo de estos objetos que conllevaban una carga afectiva y metafórica por haber sido rescatados en los distintos lugares donde residió, y los mecanismos de construcción de la obra con un sustrato narrativo, le permitieron puntualizar en algunos interrogantes filosóficos elementales. 

Para el artista, tanto los cuadros-objeto, como las instalaciones y relieves desplegados constituyeron un vehículo para situarse en el centro de grandes constantes existenciales: el ser, el tiempo, la memoria, la despersonalización del hombre contemporáneo. Las problemáticas que aparecieron con mayor intensidad en su obra fueron el tiempo y el poder; ambas emergieron de las tensiones entre memoria e identidad individual y colectiva.

Buenos Aires, 1944-2008

Carlos Gallardo es un artista plástico multifacético, ha combinado a lo largo de su carrera múltiples disciplinas artísticas. Como Diseñador de Comunicación Visual, Carlos Gallardo fue Director de Arte del Teatro San Martín de Buenos Aires, de Editorial Abril, de Editorial Hyspamérica y de Ediciones Summa. En 1985, luego de ganar la Bienal de Diseño, obtuvo el Lápiz de Plata, por la creación de sus reconocidos afiches para el Teatro San Martín, comenzó una larga e intensa colaboración con el coreógrafo Mauricio Wainrot, creando escenografías y vestuarios para mas de cuarenta de sus obras del coreográficas. A partir de 1985, al dejar la Argentina, abandonó el Diseño Gráfico y de Comunicación, para dedicarse de lleno a la pintura y a la plástica.

El desarrollo de su producción estuvo atravesado por su contacto con distintos ámbitos ya que residió en Canadá, México, Suecia, Bélgica, Chile y Argentina. Este fue uno de los factores que lo impulsó a reflexionar sobre los recuerdos y la historia. Sus obras reconstruyeron el pasado, dejando aflorar un inventario de conocimientos en donde se cruzaron no sólo referencias estéticas, sino también la arqueología, la historia y la psicología.

Algunas de sus exposiciones individuales fueron: Fundación OSDE, 2019, Theatrum Mundi, MALBA, 2009, Tiempo, MNBA (2003); Musée d´Art moderne et d´Art Contemporain ( Nice 2003); Perpetual Motion, Diana Lowenstein Fine Arts (Miami, 2002); Un golpe a los libros, Centro Cultural Recoleta, Sala Cronópios (Buenos Aires, 2001); Kronos, Museo de Bellas Artes (Santiago de Chile, 2000); Kronos, Art Museum of the Américas (Washington, 2000); Kronos, Centro Cultural Recoleta (2000); From far away, Art Museum of the Americas Gallery (Washington, 1999); Erratum, Galerie Lina Davidov (Paris, 1999); Museo Carrillo Gil de Arte Contemporáneo (México, 1998); Sexta Bienal de la Habana (Cuba, 1997); Identikit, Galería Der Brücke (Buenos Aires, 1997); Galerie Eric Devlin (Montréal, 1996); La memoire, Galerie Christine Colmant (Bruxelles, 1995); La memoría, Paintings, Panamericanos Culturales, Centro Cultural Victoria Ocampo (Mar del Plata, 1995); Con-Textos, Galería Der Brücke (Buenos Aires, 1994); La memoría, MAMBA (1993). Las obras de Carlos Gallardo han estado presentes en numerosas ediciones en las Ferias  Internacionales, como, Chicago Art Fair, Basel Art Fair de Suiza y Miami, ARCO Art Fair, Madrid, Bienal de San Pablo, Fiac de Paris y ArteBA entre otras. Colectivamente expuso en diversos espacios e instituciones internacionales de Buenos Aires, Madrid, Miami, Basilea (Suiza), Washington, Chicago, Paris, México, Nueva York, Medellín (Colombia), Berlín, Bruxelles, Ottawa y Montreal.


En 1997 representó a la Argentina en la Bienal de la Memoria de La Habana.

Su obra forma parte de, Colección Amalia Lacroze de Fortabat, Buenos Aires; Musée d’ Art Contemporain de Montréal, Colección Lavalin; Colección City Bank-New York; Colección World Bank-Washington; Colección Correo Argentino, Track 16 de Los Angeles, y en diversas colecciones privadas de nuestro país y el exterior. Teóricos, curadores y críticos como Dore Ashton, Michael O´Sullivan, Normand Biron, Ana Marlía Battistozzi, Jorge Glusberg, Stephan Rey, Guy Gilsoul, Fabian Legenblik, Edward Shaw, Alicia de Arteaga, Corinne Sacca-Abadi, Victoria Verlichak, Lucas Fragaso, Irma Arestizabal, Leo Rosshandler, Wim Toebosch, Jorge López Anaya, Ann Duncan, Ramón Castillo, Bernard Lamarche, han prologado catálogos de sus exposiciones y realizados notas y artículos sobre su obra.

Desde 1986, como escenógrafo y diseñador de vestuarios en espectáculos de danza de Mauricio Wainrot, trabajó con  The English National Ballet, Royal Ballet of Sweden, Royal Ballet of Flanders, Bélgica, the Royal Winnipeg Ballet de Canadá, Ballet de la Ópera de Riga, Letonia, Ballet del Teatro San Carlo de Nápoles, Bat Dor Dance Company of Israel, Ballet del Teatro Colón, Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, Ballet Nacional del Sodre, Ballet del Teatro Municipal de Rio de Janeiro, Singapore Dance Theatre, Ballet Florida entre otras compañías de ballet y danza. En 2008, Gallardo fue galardonado con el prestigioso Premio Internacional Benois de la Danse, que se otorga anualmente en el Teatro Bolshoi de Moscú, a la mejor escenografía del año 2007, por la obra La Tempestad. En 2012 recibió el Diploma al Mérito post mortem de los Premios Konex por su trayectoria en las Artes Visuales.

Galerías de Obras


Gallardo no solo documenta, sino que crea un espacio para la reflexión, donde el espectador se enfrenta a las tensiones entre permanencia y desaparición, memoria e incertidumbre. Las series de fotografías invitan de a mirar más allá de la superficie, a detenerse en los detalles que a menudo pasan desapercibidos y a contemplar cómo lo cotidiano puede convertirse en un reflejo poético de nuestra existencia.


En Theatrum Mundi introduce un giro lúdico mediante la incorporación de figuras humanas en miniatura. Estas intervenciones, cuidadosamente colocadas, transforman las escenas portuarias en escenarios donde lo cotidiano se mezcla con lo surreal. Las figuras caminan, nadan o descansan, dotando a las imágenes de un dinamismo inesperado y creando narrativas paralelas que invitan al espectador a imaginar historias posibles. Este gesto convierte las tomas en una reflexión sobre el juego entre lo monumental y lo í­ntimo, entre la presencia humana y su insignificancia frente al vasto paisaje.

Theatrum Mundi, 2007 – 2008

En Erratum, Gallardo lleva la intervención más allá, superponiendo versos poéticos de Hugo Mujica a las fotografí­as. Este diálogo entre palabra e imagen amplifica el sentido de cada obra, añadiendo una dimensión narrativa y simbólica que enriquece la experiencia visual. Los poemas, seleccionados y reorganizados por el artista, actúan como un eco de las emociones y significados sugeridos por las imágenes, estableciendo un puente entre la fotografía y la literatura.

Erratum

En Vestigios (Errancias), Gallardo presenta el puerto como un lugar marcado por el paso del tiempo, donde los objetos abandonados, las estructuras desgastadas y los paisajes desolados evocan una memoria colectiva que se encuentra en permanente transformación. Las imágenes, aunque aparentemente estáticas, contienen una tensión latente, como si en cada rincón persistiera la huella de una historia que resiste ser olvidada.

Vestigios (Errancias)

Investigar su obra transmite su mirada atraída ante los sucesos y las cosas. Hubo en sus indagaciones una manifiesta fascinación por el mundo y las criaturas que lo pueblan, materializó sus remembranzas en un itinerario creativo que incluyó pinturas, objetos, fotografías, escenografías e instalaciones en las que dejó restos simbólicos que las evocan, cargadas de connotaciones, más allá de la perspectiva o anécdota inicial, exponentes de vinculaciones audaces. – Fragmento del texto curatorial de Patricia Rizzo.

Hay muchos objetos encontrados que le gustaba guardar, dotado de una especial sensibilidad para identificarse con un sinnúmero de cosas, recogía por todas partes infinidad de elementos. De esos husmeos constantes regresa en posesión de los trofeos que le deja su disimulada aventura. Le sirven servilletas, buzones, cadenas, boletos de tren, semillas, bolsas de correo y manojos de cartas encerradas -parecía querer evitar que se dispersen-.
Contra una lógica utilitaria, aproximaciones intuitivas, afectivas, en la sucesión y la alquimia de todos esos materiales la memoria como el hilván de sus argumentos, un espíritu lúcido embarcado en la aventura del descubrimiento porque su curiosidad le otorga una actitud celebrante. Algunas de sus piezas destilan un fino humor, guiños irónicos y también nieblas y silencios que articulan un juego de relaciones complejas, como si fuera un rompecabezas que no encaja. “Siempre estoy atento a la aparición de elementos opuestos, a la energía de algo que fue, o que está por irse” , dijo. Se trata del meollo de 1 su búsqueda, el fluir de las interrelaciones, el extrañamiento voluntario que se convierte en asombro, la analogía universal. – Fragmento del texto curatorial de Patricia Rizzo.

Kronos




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